Las judías son un alimento famoso tanto por su gastronomía versátil como por las ventosidades. Alimentan mucho, pero probablemente, en el viaje a Marte los astronautas no las podrían comer, porque acabarían explotando.
Els fesols son como los amigos, ¡hablan por detrás!
Si no se remojan bien y si no se cuecen como es debido pueden causar meteorismo. ¡Hinchan, vaya! Quién sabe si las judías son el origen de la gran afición escatológica de los catalanes. Sólo en Catalunya se cultivan más de 500 toneladas de legumbres secas, entre 200 y 300 toneladas son mongetes del Ganxet y cerca de 50, fesols de Santa Pau.
Las dos son Denominación de Origen Protegida (DOP) y tienen tatarabuelos americanos. Cuando llegaron, allá por el 1500, se desarrollaron en seguida ya que se reproducían mucho más rápido que las especies indoeuropeas, que ya teníamos aquí.
Los romanos ya comían frijoles. Los llamaban phaseolus.
La judía es una planta trepadora. En América, para enramarse utilizaba el maíz, en una asociación llamada milpa. Aquí, en cambio, la guía para tirar hacia arriba son las cañas, aunque también hay judías bajas.
La calidad de la judía va muy ligada al tipo de suelo. Precisamente, la gracia de los fesols de Santa Pau es la tierra de la Zona Volcánica de la Garrotxa. Estos fesols son tan únicos y especiales que los acaban de reconocer con una DOP. Son pequeños, redonditos, blancos, con la piel fina y mantecosos.
En el 2011 le llegó la distinción a las del Ganxet, que obviaron la procedencia en el título y de ahí la polémica, ya que a pesar de cultivarse en toda Cataluña, tan sólo lo son, oficialmente, las de los Valleses y una parte del Maresme y de la Selva. Muy cremosas, con una piel que pasa casi desapercibida, algo más grandes que las de Santa Pau y con forma de riñoncito. La brisa marina las nutre de sus mejores cualidades.
Sea como sea, con o sin DOP, a la judía todo le queda bien. Más allá del dúo ancestral con la botifarra, el bacalao, las verduras, el conejo, la caza o el huevo son también buenos compañeros de fiesta. Frías o calientes, hervidas o pasadas por la sartén.
En los mercados, en las paradas de legumbres cocidas (las primeras tiendas de comida preparada que existieron) suelen haber mongetes del Ganxet, de Santa Pau, de las que parecen del Ganxet y de las que parecen de Santa Pau, y también de las que tienen un ojo negro.
Estas judías o frijoles del ojo negro son los originales. Este ojo negro recordaba a las monjas, y de aquí el nombre catalan de mongeta. Han quedado también un montón de nombres locales: alubias, habichuelas, frijoles, pintas, fesolins, escurçatites, garrofó valencià, pochas navarras…
De todas, las únicas que han dado nombre a un grupo de música han sido las judías del ojo negro: Black Eyed Peas, que cantan tener un presentimiento de felicidad.